miércoles, 9 de noviembre de 2011

CINCO MODELOS PEDAGÓGICOS MODERNOS

[1]Una breve historia de los modelos pedagógicos gracias a la taxonomía que realizan acerca de éstos, autores como Flórez (1989/1997/1999) quien precisa las opciones ontológicas, epistemológicas y metodológicas en cada caso, o como Böhm y Schiefelbein (2004) quienes ubican cada modelo pedagógico como una hipótesis de trabajo según sea su tendencia naturalista, socialista, idealista o integrada; o como Louis Not (1992) quien se enfoca en las distintas versiones de la relación profesor-alumno (P-A) como criterio central para el análisis de los distintos modelos pedagógicos.

Puestas en concordancia estas taxonomías, y de la mano de los autores que fundaron cada enfoque y de algunos historiadores de la pedagogía, se describe cómo ha sido tratada la afectividad por los modelos pedagógicos tradicional, experiencial o romántico, conductista, desarrollista o constructivista y crítico social. Se ilustra cada modelo recurriendo a fuentes primarias y secundarias, y después de realizar una lectura crítica de cada uno, se procede a delinear algunas direcciones para una pedagogía de los afectos, que en pocas palabras pueden resumirse así: Parece ser que la historia de la pedagogía acusa una dinámica dialéctica, caracterizable principalmente por el movimiento entre el sujeto y el objeto, dándole mayor relieve en ocasiones al uno y en ocasiones enfatizando el otro. Así, podría leerse que el modeloipedagógico tradicional resalta la función objetiva de la educación, en tanto pretende que los alumnos se apropien, obedientemente, de una verdad externa y preexistente, coincidente con una realidad objetiva común y universal, lo cual exige la supresión de los afectos y la subordinación del alumno al profesor.

Mientras que el modelo romántico insiste en la función subjetiva de la educación, por cuanto procura respetar una verdad y un proceso singulares e irrepetibles en cada persona, lo cual supone un respeto irrestricto a la vida emocional de los actores educativos, pero sobre todo la subordinación del profesor a los deseos del estudiante.

El conductismo, por su parte, acusa una radicalización de la educación hacia el polo objetivista, evidenciando la clara intención de manipulación y control de los afectos disponiéndolos a favor de los intereses de los investigadores en la fase superior del capitalismo. Por su parte, el desarrollismo representa una postura conciliadora entre el sujeto y el objeto en la cual predomina, sin embargo, el polo subjetivo, aunque se trate en este caso de un sujeto racional abierto a las propiedades del objeto de “allí afuera”. El modelo crítico social evidencia un interés bastante explícito de integración de sujeto y objeto, en una realidad que se construye socialmente y que supone el papel del sujeto en la sociedad tanto como el papel de la sociedad en el sujeto.

Existe entre el sujeto y el objeto y entre el individuo y la sociedad, una relación bipolar que dinamiza la historia, y que se juega cada polo en el riesgo de su contrario. La historia de la pedagogía muestra que un énfasis reduccionista en el objeto, se puede llevar a cabo a costa del sacrificio del sujeto, y también viceversa. Puede resaltarse la función societal de la educación, a riesgo de desvanecer al sujeto y sus particularidades, o puede resaltarse a tal punto el sujeto y sus características personales, que se haga de la educación un himno al individualismo.


[1] Sergio Trujillo García Objetividad y Sujetualidad: Una perspectiva del debate epistemológico en      psicología p. 12 - 23
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/1390/139012667004.pdf

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